miércoles, 14 de marzo de 2007

martes 13 Marzo 2007

martes 13 Marzo 2007


Martes de la semana III de Cuaresma
Hoy la Iglesia celebra : San Nicéforo,   Santa Eufrasia

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San Cesáreo de Arles : Perdonar al hermano de todo corazón


Evangelio según San Mateo 18,21-35.

Entonces se adelantó Pedro y le dijo: "Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?". Jesús le respondió: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores. Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos. Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda. El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: "Señor, dame un plazo y te pagaré todo". El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda. Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: 'Págame lo que me debes'. El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: 'Dame un plazo y te pagaré la deuda'. Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. Este lo mandó llamar y le dijo: '¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de tí?'. E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía. Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Cesáreo de Arles (470-543), monje y obispo
Sermón Morin 35; PLS IV, 303s

Perdonar al hermano de todo corazón


     Sabéis bien lo que vamos a decir en la oración que haremos antes de llegar a la comunión: "Perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden". Preparaos, interiormente, a perdonar, porque son estas las palabras que vais a encontrar en la oración. ¿Cómo las diréis? ¿O acaso no las vais a decir? Finalmente, esta es la cuestión: ¿diréis estas palabras, sí o no? Aborreces a tu hermano y ¿pronuncias: perdónanos como nosotros perdonamos? Me dirás: es que yo me callo cuando llegan estas palabras. Si es así ¿tú rezas? Prestad atención, hermanos. Dentro de poco vais a orar, ¡perdonad de todo corazón!

     Mira a Cristo colgado de la cruz; escucha su oración: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen" (Lc 23,24). Sin duda me dirás: él podía hacerlo, pero yo no. Yo soy un hombre, y él es Dios. ¿Tú, no puedes imitar a Cristo? ¿ Entonces, cómo es que el apóstol Pedro escribe: "Cristo padeció por nosotros, dejándonos un ejemplo para que sigamos sus huellas" (1P 2,21)? ¿Por qué el apóstol Pablo nos escribe: "Sed imitadores de Dios, como hijos queridos" (Ef 5,1)? ¿Por qué el mismo Señor ha dicho: "Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón" (Mt 11,29)? Nosotros damos rodeos, buscamos excusas cuando pretendemos creer que es imposible, siendo así que no hay otra razón sino que no lo queremos hacer… Hermanos, no acusemos a Cristo de habernos dado unos mandamientos demasiado difíciles, imposibles de llevar a la práctica. Es mejor que con toda humildad digamos con el salmista: "Señor, tú eres justo, y tus mandamientos son rectos" (Sl 118,137).




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